Todavía recordamos la magnífica lección de urbanismo que, en el año 2006, un alto funcionario del Servicio de Urbanismo y Ordenación del Territorio de la delegación en Jaén de la entonces denominada Consejería de Obras Públicas y Transportes de la Junta de Andalucía, nos daba a varios compañeros, arquitectos, respecto al recién presentado “POTA”, el Plan de Ordenación del Territorio de Andalucía.

En su presentación, en concreto en el primer párrafo de la misma, textualmente se indicaba que este documento marcaba un hito en el esfuerzo de los sucesivos Gobiernos andaluces para consolidar en Andalucía la ordenación del territorio como una función pública, para más adelante subrayar que se trataba de valorizar uno de los principales activos del territorio andaluz, como es la distribución equilibrada de sus ciudades y pueblos, afirmándose además sin pudor alguno, que Andalucía es hoy una región sin graves disparidades territoriales de desarrollo.

Bueno, pues a pesar de esta declaración de intenciones, el sabio funcionario nos animaba a realizar un sencillo ejercicio que cualquiera de nuestros lectores también puede hacer. Todo consiste en abrir el documento por cualquier página al azar y, con un folio, tapar alternativamente la mitad izquierda o derecha de cualquiera de las numerosas planimetrías contenidas en el documento.

Y … Oh!, qué sorpresa!. Si se deja al descubierto la mitad occidental, la densidad de grafismos correspondientes a cualquiera de los conceptos que se analicen, es infinitamente mayor que si descubrimos la mitad oriental.

Este funcionario terminaba su reflexión indicándonos, de forma resignada, pues no podía hacerlo en voz alta en función de sus responsabilidades, que cada grafismo de los reflejados en el mapa, se transformaría en una dotación presupuestaria en el futuro. Incluso nos advirtió de qué forma tan sutil así se indicaba en el documento, argumentando que lo reflejado en dichas planimetrías sería la base que orientará las planificaciones y políticas públicas.

Vaya gol a estas tierras del interior oriental. Porque, así las cosas, en Jaén seguimos esperando, día tras día, que se cumpla con el mayor de los objetivos prioritarios del POTA, que de forma grandilocuente apostaba por el aumento de la calidad de vida de los andaluces.

Desgraciadamente, la realidad es tozuda, y a la falta de inversiones para aumentar el equilibrio territorial, además hay que sumar que en los últimos 30 o 40 años, sólo podemos constatar que en esta provincia se dejó morir a la Metalúrgica de Santa Ana, al riquísimo y excepcional patrimonio Minero, a Cárnicas Molina, a la fundición de la Constancia, a Carnaud, a la pujante industria Harinera, a Azucareras Reunidas – Enira, a las instalaciones militares de Vadollano, etc., etc., etc.

Y que, a falta de inversiones de cohesión territorial en materia de movilidad, en el fantástico año 1992 para nuestro país, y fatídico para nuestra provincia, se perpetró el disparate de una planificación ferroviaria improvisada que pisoteó el tradicional y equilibrado trazado de Madrid a Cádiz distribuyendo el tráfico ferroviario de forma lógica, ejecutando un nuevo trazado de alta velocidad directamente hasta Córdoba por mitad de Sierra Morena. Puntilla a la otrora magnifica red ferroviaria de nuestra provincia, que en cualquier caso ya había sufrido la muerte del ferrocarril de La Loma, de la línea a Utiel, de la de Puente Genil, etc., etc., etc.

Recientemente, y ya en el delirio del despropósito, hemos tenido que asistir a la ejecución del trazado de alta velocidad que une Granada con Madrid rodeando Jaén de forma antinatural, abandonando para siempre a la en origen pionera línea a Almería, con su icónico trazado y sus viaductos de Eiffel, como si se tratara de un territorio apestado, como si no dispusiéramos de Ciudades Patrimonio de La Humanidad, como si no contáramos con la mayor cantidad de superficie natural protegida del territorio nacional, como si no tuviéramos una de las mayores densidades de castillos de Europa, o como si no ejerciéramos la capitalidad mundial entre los productores de aceite de oliva. Vamos, como si fuéramos ciudadanos de una inferior categoría, que no tenemos derecho al acceso a ciertos equipamientos que los demás ya tienen, algunos desde hace 30 años, mientras que se nos condena inexorablemente al ostracismo, a la emigración por castigo.

Y, en este triste contexto, por enésima vez nos pisan, nos apartan del progreso, y desde las instituciones, no se apuesta por equilibrar el territorio con las pocas inversiones que se proponen. Nos niegan la importante inversión del COLCE.

Hemos de recordar nuevamente el incumplimiento del POTA, ya que en vez de crear en las diferentes áreas de Andalucía condiciones equivalentes para el acceso de los ciudadanos a los equipamientos y servicios sanitarios, educativos, asistenciales, deportivos y culturales, dotando a los centros regionales, las ciudades medias y a los pueblos andaluces con los correspondientes servicios básicos, al final se le da más al que más tiene y se le quita lo poco que tiene al que menos tiene.

Vamos, que desgraciadamente, Jaén se ubica en la mitad derecha del mapa de Andalucía, y hasta ahora ningún político ha defendido una cohesión territorial real del territorio andaluz, ni desde el Estado ni desde la Comunidad Autónoma.

Pero en este caso creemos que han tenido un error de cálculo. Esta vez nos han tocado en lo que más nos duele, tenemos políticos valientes y responsables que se rebelan contra lo manifiestamente injusto, así como un hastío en la población que se une en plataformas harta de esperar lo que nos merecemos como los que más.

Aprovechemos la oportunidad que nos brinda el ninguneo en la ubicación del COLCE, gota que ha colmado el vaso.

LOS ARQUITECTOS DE JAÉN NOS UNIMOS A TODOS LOS JIENENSES EN LA EXIGENCIA DE JUSTICIA Y DIGNIDAD, ASÍ COMO DE UN JUSTO EQUILIBRIO TERRITORIAL PARA NUESTRA MALTRATADA PROVINCIA.

Jaén, febrero de 2021

La Junta de Gobierno del Colegio Oficial de Arquitectos de Jaén.